domingo, 3 de mayo de 2015

Té de venganza



Decidió vestir de negro por un mes. 
Sus amigas se sorprendieron mucho al verla.
Ella siempre estridente, ese Martes, parecía un ataúd. 
Penélope pudo notar que la vestimenta no era casualidad. 
Le preguntó. 
Ella no le contestó. 
Penélope REpreguntó. 
Ella le dijo que estaba triste. 
Penélope supuso que el problema era Manuel, otra vez. Ella lo amaba. Pero él, dedicado a la bebida, sólo le traía problemas. 
NO ES POR MANUEL. 
Y entonces qué te pasa.
NO TE VOY A CONTAR, PENÉLOPE.
Pero somos amigas. Decime qué te pasa. 
NO.

Salió corriendo. Entro a la galería que tanto le gustaba. Se compró lentes negros (que iban muy bien con su atuendo ese día).Lloró detrás de esos lentes. Se compró tres anillos negros. Rió detrás de esos lentes. Se compró un labial negro. Se pintó y se miró en un espejo de la galería. 
Le faltaba algo más. 

Contó el dinero que le quedaba. $15, 50.
Entonces fue a su casa e hizo eso ella misma. 

Su cabello natural era bien rubio. Eso no era barrera alguna para ella. 

Tijeras y tintura. 

Al terminar se miró al espejo. Amaba su nuevo yo: su pelo NEGRO con corte carré y flequillo bien corto. Ella estaba reinventándose. 


Tocaron su puerta. 
ABRIME. 

Penélope. 

Ella no tenía ganas de verla. Penélope y su cuestionario. Parecía la Policía. 

SE QUE VINISTE CORRIENDO PARA ACÁ, ABRIME YA. ME PREOCUPÁS.

Pasaron quince minutos. Penélope empezó a llamarla al Celular, que POR SUERTE, se encontraba en modo Vibración. No atendió.


Fue entonces cuando decidió volver a salir.
Se puso un sobretodo amarillo,se pintó los labios rosados y usó otro perfume para despistar.
Vio a Penélope sentada en las escaleras. 


¡SEÑORA, SEÑORA!
Perdón?
Estoy buscando a mi amiga, señora, vive en el piso 9. No me atiende el teléfono. Hoy estaba muy rara cuando la ví. ¿No sabe nada de la chica del piso 9?
No, querida, yo me estoy yendo al Mercado.
Mi amiga es rubia, señora, estaba vestida de negro. Tiene el mismo color de piel que usted. 

Penélope empezó a llorar en el hombro de ella. 

Ay querida, por favor, te dije que me voy al Mercado. No, no la ví. Que tengas mucha suerte.

Se alejó, viéndola llorar. 

Fue a casa de Manuel. 
Tocó su puerta. 
El salió. No estaba ebrio. Momento perfecto para ella. 

Y usted quién es?
La madre de Penélope.
Penélope Vallejos?
Si, claro. 
Qué la trae por acá?
Usted sabe, jovencito. Penélope y yo nos contamos todo, somos como amigas. Muy confidentes. Me dijo de su affair...

Manuel se ruborizó. Y le dijo: 
Sí, pero... No podemos hacerlo público.Le pido por favor señora que guarde el secreto. 
Hay una amiga de mi hija que se enamoró de vos, ¿no?
¡Exacto! Es una molestia. Me ha buscado muchas veces. Así que usted ya sabía...
Si, sabía. Qué insistente la muchacha...
Si, pff, es muy pesada. 
No te preocupes Manuel. Ella no te va a molestar más. 
¿Por qué lo dice?
Por esto... 

Ella lo mató.Y se fue. 
Siempre supo del affair entre Manuel y Penélope. Qué amiga más falsa era Penelope, la veía llorar, mientras ella misma besaba al amor imposible de su amiga. 
Era el momento de terminar con la venganza. 


Volvió al edificio. Y ahí estaba Penélope, la que quería lavar su culpa. 

¡Ay señora! Menos mal que volvió. Pensaba en entrar a preguntarle a los vecinos por mi amiga. ¿Puedo entrar con usted?
¿Por qué no tomas un té conmigo? Yo vivo en el piso 8. Si llegamos a escuchar el ascensor, podemos salir y averiguar si es tu amiga. Debés estar muy cansada.  
No se... ¿y si entra y no la veo?
Le tocamos timbre. Charlá un poco conmigo, querida, me hace falta. 
Bueno señora, gracias.Está bien.


Subieron. 
Penélope ni sospechaba que estaba conversando con su propia amiga. 
Ella tenía la llave de un departamento en el piso ocho, porque los dueños habían salido de vacaciones y se la habían dejado. 
Coartada perfecta. 


Pasá, sentite como en casa. ¿El té lo tomás con limón?
Como usted me lo prepare va a estar bien.Qué lindo departamento.
Gracias querida. Qué raro lo de tu amiga. 
Sí. Yo la quiero mucho. En realidad, me siento medio culpable. Yo estoy saliendo con el chico que le gusta. Pero no lo sabe. 
Ah, y te debes sentir mal por eso. 
Bastante mal.¡Pero yo la quiero! La quiero mucho.
Pero el muchacho te puede.
Lo quiero, sí.
Qué difícil tu situación, querida. Bueno, el té te va a relajar. Ya te lo traigo.
Gracias señora. 

Penélope tomó todo el té. Cayó desmayada. 
Ella tomó su cuerpo y lo escondió en la caldera del edificio. 
Sacó sus llaves y entró en su departamento. 


Se sacó el sobretodo. 

Prendió la radio. 


Se miró al espejo.

Se echó a reír.

Empezó a bailar. 


F.







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